Aquellos que tenemos problemas relacionados con la visión sabemos que se puede transformar en un impedimento real a la hora de practicar diversas actividades, sobre todo en las de índole deportiva.
En kendo este problema no iba a ser menos, es más, se agrava dado que para practicarlo debemos llevar puesto el men, que ya de por sí limita la visión, pero que además dificulta llevar gafas, lo que puede suponer un problema para aquellos que hacemos kendo o estén pensando en iniciarse en su práctica.
Muchos dirán “ponte lentillas”, que evidentemente es la solución más práctica y efectiva para evitar problemas, pero entiendo que hay gente que no puede llevarlas, no quiere etc. Cada uno tiene sus circunstancias y por eso, hago esta entrada, para intentar arrojar algo de luz en esta materia, sobre la cual tengo algo de experiencia ya que he entrenado casi seis años sin gafas ni lentillas, con siete dioptrías de miopía en cada ojo.
Aunque al principio llevar gafas, o no, tiene poca trascendencia en kendo, una vez nos ponemos el men sí se convierte en un problema. El men tiene que estar bien ajustado, lo que hace que las gafas sean un impedimento, ya que no solo pueden hacernos daño por la presión, sino también porque pueden romperse con el trasiego del entrenamiento. Por no hablar de que nos den el terrible “men orejero”, el cual será aún más doloroso y probablemente acabe rompiendo las gafas.
Esto último dependerá enormemente del tipo de montura que tengamos, si es de pasta ya podemos olvidarnos de entrenar con las gafas y el men, porque lo más probable es que se rompan. Por el contrario, si la montura es de metal fino, quizá podamos utilizarlas sin mayores problemas, ya que suelen ser menos rígidas.
Otra opción, si se va a entrenar a largo plazo, es adquirir unas monturas especiales que venden en algunas tiendas especializadas en kendo o el alguna óptica. No tienen una montura real, tan solo una especie de cinta como las de bucear y la estructura donde van los cristales. El principal problema de esta opción es el precio, la montura es cara y si a eso hay que sumarle cristales y demás se puede poner en un buen pico.
Pero quizá el problema más importante de las gafas, además de los anteriores, es que en determinadas ocasiones pueden empañarse por el vaho y dependiendo del cristal, sufrir reflejos y similares. Son situaciones puntuales, pero pueden entorpecer enormemente la práctica del kendo, y no digamos si nos encontramos en shiai, competición.
Por tanto, si no podemos encontrar una solución a los problemas de las gafas, nos tocará hacer kendo sin ellas. Puede parecer terrible, pero tampoco es el fin del mundo ni nos impedirá disfrutar de esta disciplina. Evidentemente tendremos acceso a menos información, pero con que seamos capaces de ver el men, el kote y el do nos servirá.
Como se puede suponer, este “kendo a ciegas” nos limita en algunas aspectos dependiendo del número de dioptrías que tengamos. En mi caso, no podía distinguir quien era mi compañero en los ejercicios, algo un tanto frustrante en los cursos. Tampoco se distingue bien la expresión de la cara o los límites del shiaio o algunos momentos de “pánico” en los que no localizas donde has dejado tu bogu. Tiene parte de encanto, aunque a la larga puede ser un tanto incómodo.
En cualquier caso, salvo que sea una afección muy severa, tener mala visión no debería mermar vuestro interés en el kendo. Mi recomendación personal es intentar dar el salto a las lentillas. Evidentemente no vamos a pasar a ser Miyamoto Mushashi, pero sí se experimenta cierta mejora al ver con claridad, y algo no menos importante, sentirnos más cómodos. Yo, lo he dado hace unos meses y no puedo estar más contento con el resultado, así que animo a todo el mundo que todavía no se haya decidido y esté en una situación similar a intentarlo.
Aún así, con las lentillas pueden experimentarse problemas, aunque ocurren con poca frecuencia. Estas pueden desprenderse, sobre todo si no nos las ponemos correctamente, y de ocurrir, tendremos que parar el entrenamiento para recuperar la lentilla con la consecuente perdida de tiempo y los problemas que se puedan derivar. Aún así, las lentillas son el mal menor y el recurso más óptimo a la hora de practicar kendo. Al final, lo importante es tener la mejor visión posible y procurar no ir a ciegas.
Fotografía | Jorge Rubio, Kendoshop
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