El último fin de semana de agosto tuvo lugar el primer seminario de kendo de la Villa de Zaratán (Valladolid), organizado por Kigaikai Dojo, nuestros compañeros kendokas vallisoletanos. He de decir que aunque la fecha sea un poco rara y a lo mejor complicada, creo que ha sido un éxito por varios motivos, pero sin duda los más destacables son, que no hay otros cursos cerca y que la mayor parte de la gente tiene tiempo libre para poder asistir.
Pero más allá de estas cuestiones, este era el primer curso que la gente de Kigaikai organizaba e imagino que los nervios y expectativas han debido estar disparados. Nunca es fácil organizar eventos de ningún tipo, pero para haber sido su primera vez, el resultado ha sido increiblemente bueno. Muchas horas de kendo, una organización excelente y un ambiente inmejorable.
El curso ha sido impartido por dos senseis japoneses: Hidemaru Kudo, 7º Dan Kyoshi, y Masao Sato, 6º Dan Renshi. Además, contamos con la presencia de otros maestros a nivel nacional, como Asun González y Jean Pierre Ruiz, con los que siempre es un placer tener la oportunidad de entrenar. Por último, hay que agradecer a Roberto y en general a toda la gente de Kigaikai, que han trabajado duramente para poder llevar a cabo este seminario.
Aunque de manera un tanto más particular, es Katsue quién se merece gran parte de los elogios, y que ha demostrado que el kendo es algo que trasciende fronteras y que va mucho más allá de ser una mera actividad deportiva sin más. Hidemaru Kudo fue su maestro en sus años de instituto y la realización de este curso les ha vuelto a poner en contacto y ha sido uno de los detonantes para que haya sido posible.
Pero dejando un poco de lado ya los agradecimientos y la introducción, voy a pasar a relatar mi experiencia y todo lo vivido en el primer seminario de kendo de Zaratán.
Como suele ser costumbre en este tipo de seminarios, el entrenamiento fue de menos a más, pasando por los elementos más básicos del kendo hasta la práctica de distintas técnicas e incluso prácticas de shiai. Todo ello muy dosificado y con muchas horas para ponerlo en práctica, ya que este seminario ha concentrado unas doce horas de kendo en apenas tres días. Toda una experiencia, algo agotadora, pero muy gratificante.
El viernes supuso la toma de contacto con los senseis y el comienzo de todo. Una vez más empezamos con algo muy típico: desplazamientos y kamae. Dos elementos fundamentales que por mucho que se entrenen, nunca terminamos de dominar. Pero quizá lo más curioso, y algo que no suele practicarse demasiado, fue el kiai y cómo realizarlo correctamente.
El kiai, que debería ser otro de esos pilares fundamentales del kendo, es quizá uno de los grandes desconocidos para muchos kendokas, sobre todo los que empiezan. En cualquier caso, los maestros japoneses nos indicaron cómo se debe hacer el kiai y la importancia de este. El buen kiai surge desde las entrañas, del estómago y no desde la garganta, si lo realizamos de esta última manera, lo estaremos haciendo mal.
Todo esto último fue rematado con diversos ejercicios, siempre haciendo hincapié en que se han de realizar con la postura correcta, pegando con el monouchi, con gran kiai y finalizando el golpe con un zanshin correcto. En definitiva, lo que siempre nos recuerdan nuestros maestros: Ki Ken Tai Icchi. Algo en principio sencillo, pero que incansablemente hemos de luchar por dominar.
El segundo día las cosas se comenzaron a poner un poco más serias y el nivel de dificultad comenzó a crecer. Aunque los ejercicios iniciales fueron parecidos a los del día anterior, la intensidad creció así como la dificultad de los mismos. Otro de los aspectos sobre los que más se pronunció Hidemaru Kudo fue sobre la necesidad de golpear en un tiempo y rápido. Esto que es básico para los golpes simples, se convierte en algo fundamental a la hora de realizar las diversas técnicas que podemos realizar en kendo.
La verdad es que fue bastante interesante esta parte del seminario. Las técnicas son importantes, y en mi opinión hay muchas veces que no se practican lo suficiente, incluso en los cursos. Evidentemente, si no dominamos lo básico, es casi quimérico pretender controlar una técnica, pero si no se entrenan, entonces sí que es imposible que alguna vez lleguemos a ponerlas en práctica. Más allá de las técnicas más “populares”: debana, suriage, nuki y kaeshi en sus múltiples encarnaciones, pudimos entrenar otras algo menos frecuentes como maki o harai. En cualquier caso, fue muy instructivo e interesante.
La otra parte de este entrenamiento estuvo relacionada con las katas, aunque no con las que conocen la mayoría, si no las “Bokuto ni yoru kihon kendo waza keiko hou”. Tras este nombre tan largo se componen una serie de ejercicios destinados a practicar una serie de movimientos básicos. Seguro que muchos de vosotros las habéis practicado alguna vez en algún curso, o incluso en vuestro dojo, pero para la gran parte de los kendokas son unas desconocidas.
Es más, ni siquiera los maestros que impartieron el curso las tenían demasiado claras y resultaba un tanto cómico ver al sensei con una “chuleta” para no perderse. Se trata de un total de nueve katas cuya creación es bastante reciente, 2001, lo que explica por qué aún hay muchos maestros que todavía no las tienen demasiado interiorizadas. Están ideadas para los principiantes, ya que muestran los conceptos básicos del kendo, aunque eso no significa que no sean útiles para los más veteranos.
A continuación podéis ver un vídeo de todas ellas, que sin duda refrescará la memoria de aquellos a los que no les suenen y que también servirá para que aquellos otros que no las conozcan sepan de qué van.
Tras una larga sesión de estas katas, comenzaron las prácticas de shiai. No se utilizó el formato estándar, ya que se optó por algo parecido al “rey de la pista”, que como muchos sabrán consiste en que el que gana se queda hasta que pierda, con la salvedad de que aquel que venciese en tres combates, saldría del shiaio como “vencedor”. La verdad es que se dieron situaciones muy curiosas como bucles en los enfrentamientos, eternos empates y demás, pero así es el shiai. También pudimos disfrutar de algunos combates espectaculares, lo que siempre es un privilegio, poder observar y ser partícipe.
En la última sesión de entrenamientos, con el cansancio acumulado de los días anteriores, todo se sucedió como de costumbre: empezamos con lo básico y fuimos subiendo el nivel hasta llegar al colofón: uchikomi geiko con los senseis, los cuales no se cortaron un pelo a la hora de imprimir intensidad al ejercicio. Pero el entrenamiento no acabó aquí, ya que la guinda del pastel fue un kakari geiko de despedida con los maestros japoneses bastante demoledor y que nos dejó a todos exhaustos, pero extremadamente satisfechos con el esfuerzo realizado y por todas las lecciones aprendidas durante el fin de semana.
Poco me queda más que añadir, salvo volver a agradecer sus esfuerzos a todos los que han hecho posible este curso. Espero que el año que viene pueda volver a asistir y que este seminario se asiente y se transforme en una cita ineludible de los cursos de kendo en España. ¡Nos vemos el año que viene!
Fotografía | Alfonso González